Por Yasser Lanuza
Miembro de ANSAPS
En el desierto de Occidente, tengo un amigo y hermano.
Le conozco de corazón, sé de su pena y en ella le acompaño.
Polisario, estrecho tu mano, porque son como la de mi pueblo,
Como la del humilde obrero en el campo,
Es rustica, formada del digno trabajo y franca como la del albañil de mi tierra.
Hermano Polisario, en Nicaragua tienes muchas manos extendidas,
Para construir la patria soñada,
Porque mi pueblo también fue saqueado… ¡Pero no mancillado!
Los expansionistas y usurpadores nos llamaban…
¡Desarrapados campesinos muertos de hambre!
Apresaron nuestra libertad, nos despojaron de las tierras,
Se llevaban nuestros bosques, oro y saqueaban el país para sus reservas.
Pero no pudieron quitarnos...¡Lo que siempre fue nuestro!.
Cuando nos defendimos, nos llamaron bandoleros,
Trajeron sus ejércitos y aves de acero.
Entonces, desde las profundas montañas, se forjo el corazón del guerrillero.
Con pocas armas, algunos descalzos, uñas y dientes, palos y piedras, con hambre de libertad,
Se armaron de amor e iban matando déspotas, porque nunca pudieron conquistar lo que siempre fue nuestro.
Hermano Polisario, quieren tus mares, oro negro y fosfato,
Serás llamado bandolero, terrorista, discriminado y desterrado.
Pero desde las montañas de arenas,
Desde los mares, oasis y palmeras tu puño se levantara rompiendo los muros que yacen.
Del norte compran y comercian voluntades,
Callan voces, torturan en prisiones los puros corazones,
Para que no sean escuchados en los congresos mundiales.
Compran armas, levantan muros, matan a muchos… desaparecen a otros más.
Y con otros usurpan lo que siempre fue de ustedes.
Hermano Polisario, te doy mi mano,
Tómala… Empuñémosla juntos…
Para reconstruir la patria negada,
Alzar la palabra callada,
Ó para levantar el arma de nuestros corazones y defender lo que nunca podrán quitarnos
Porque esa ya es nuestra… y está ganada.
13/05/12
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